lunes, 8 de julio de 2013

UN POCO DE HISTORIA




Los antiguos hebreos colocaban el anillo nupcial en el índice. En la india, en el pulgar. La costumbre occidental de lucir el anillo nupcial en el “tercer” dedo —sin contar el pulgar— comenzó entre los griegos, debido a su especial clasificación anatómica. En el siglo III antes de Cristo, los médicos griegos creían que cierta vena, la “vena del amor”, iba desde el “tercer dedo” directamente al corazón. Este dedo, lógicamente, se convirtió en el más apto para llevar un anillo que simbolizara un asunto en el que intervenía el corazón. Los romanos, imitando las tablas anatómicas griegas, adoptaron sin reservas esta misma práctica. Lo que intentaron fue decidir con exactitud qué dedo era el tercero, y para ello introdujeron la aclaración “el dedo contiguo al último”. Éste se convirtió también en el “dedo sanador” de los médicos romanos, el utilizado para remover mezclas de medicamentos. Puesto que se suponía que la vena de este dedo llegaba hasta el corazón. 
Los cristianos continuaron esta práctica, pero recorriendo la mano hasta llegar a la vena del amor. El novio colocaba primero el anillo en la punta del índice de la novia, con las palabras “en el nombre del Padre”. Continuaba con la fórmula “del Hijo”, al tiempo que trasladaba el anillo al dedo medio de su pareja y, finalmente, al concluir con “y el Espíritu Santo, amén”, lo pasaba al tercer dedo. Esto se conocía como “fórmula trinitaria”. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario