jueves, 1 de agosto de 2013

- La vida es una cámara de tortura, de la cuál sólo saldremos muertos.


 
Llevaba dos días en cama, apenas había comido... Lo único que hacía era llorar y cuando no podías más dormía escasamente dos horas, y volvía a llorar. No tenía fuerzas para levantarse, toda su energía se había esfumado cuando él abrió la puerta, dijo que se iba con otra, que de ella ya se había cansado, y volvió a cerrarla tras de él, llevándose todo un cúmulo de sentimientos y consumiéndola a ella en la más profunda tristeza. 

Ella sabía que él no se merecía sus lágrimas, pues la había abandonado sin más, como si nunca la hubiera querido, pero ella lloraba por todos los momentos felices que habían pasado y que ahora descubrió que sólo eran una mentira, por todo el amor y cariño que ella sentía por él y que él nunca llegó a sentir por ella, por haberse dejado engañar tan fácilmente por aquel hombre cruel, por eso y por más lloraba ella. Ya no tenía valor para levantarse de nuevo, no tenía ánimos para nada, temiendo que la volvieran a engañar... Su vida se había escurrido por el alcantarillado de aquella ciudad gris, ya no tenía vida, ya no era más que una sombra, ya no tenía coraje para decidir ser fuerte, ya sólo le quedaba una opción, y así lo hizo, se arrastró hasta la mesilla del salón, abrió el candado del último cajón, sacó la caja fuerte y de ella extrajo el revolver, y.. hay mismo termino con tanto dolor .....

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