Se puso a llorar frente a mí, haciéndome recordar mi pasado. Se puso a llorar y lo sigue haciendo. Ahora mismo la estoy viendo sentada, leyendo las palabras que un doctor cuidadosamente escribió, describiendo lo que en su sistema está muriendo.
Está sentada ahí, inmóvil… Con unos lentes que claramente reflejan que nunca ha sido todo perfecto. Llama a alguien por teléfono y no le contestan… Supiera esa persona que quizás son sus últimos momentos con ella. Porque yo, yo no supe eso cuando me llamaba.
Supiera la vida que ya no tendrá el placer de escucharla hablar, bailar, incluso cantar… Solo dormirá, dormirá sin un futuro, porque eso es lo que le ha quitado ese tumor en su interior. Un mañana que ya no existe.
La atiendo lo mejor que puedo, le sonrío cuantas veces sea necesario, ahora ella solo necesita compañía, y no que le dan la espalda. No necesita caras de compasión, necesita una sonrisa verdadera, es por eso que le sonrío como siempre quise que me sonrían a mi cuando esté en mis últimos minutos… Porque ya no puedo pedir nada más de la vida, ni de una secretaria que solo hace su trabajo de entregar los exámenes, y ver cada día como otra paciente se siente en el mismo sillón, leyendo en mismo papel con el lindo logo y llora sin compasión.
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