lunes, 9 de septiembre de 2013

Un pedacito de vida

Puede ser que llegue un día en el que te acostumbres a esperarme donde quedemos, los cinco minutos de todas las veces. Llegará un día en el lo que veas normal y te dé la risa cuando llegue antes que tú. No se te hará raro llamarme y que no lo coja, que lo lleve en silencio y no me dé cuenta. No te preocupes cuando salga con mis amigos de fiesta, controlo con el alcohol y no soy de hacer locuras, siempre llego a casa por mis propios medios. No te rayes cuando no conteste a los sms, no suelo tener saldo. No soporto el aire según salgo de casa y me he tirado un rato frente al espejo arreglándome el pelo. Te acostumbrarás a mi carácter, pero siempre te sorprenderá mí pronto, el genio que llevo dentro. Te darás cuenta cuando estoy nerviosa o impaciente, se ve a la legua. Sabrás que cuando tengo un día gris, de bajón solo necesito un abrazo, una sonrisa y poco más. Cuando digo no es no, no te esfuerces en intentar cambiarlo porque no me vas a convencer de lo contrario. No suelo fiarme mucho de las primeras apariencias, prefiero conocer y aprender si me llevo el chasco. Me gusta comprobar las cosas por mí misma, quiero equivocarme, herrar y volver a equivocarme, pero esta vez mejor. Cojo confianza rápido con aquel que me la da, pero igual que viene, si me fallas, se va. Suelo perdonar y si tengo que pedir perdón lo pido. Odio que me lleven la contraria cuando sé que tengo razón. No me gusta la gente que tiene dos caras ni aquella que critica sobre la vida de los demás, tampoco aguanto el qué dirán, que digan lo que quieran, a mi me da igual. No puedo con aquellos que van tirándose el pisto ni tampoco con los que no hablan claro y no dicen las cosas en su momento. No me gusta tampoco en una discusión un vale o un ya está, me altera los nervios. Pero habrá cosas a las que nunca te acostumbrarás…

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